viernes, 17 de septiembre de 2010

EL CIPRÉS



En el silencio caben todos los diálogos. Los olvidados, los místicos y los locos lo saben mejor que nadie. Suelen hablar, sin despegar los labios, con algo que les supera. Algo que acaricia y arrebata: cuanto toca, da; cuanto quita, suma.
El silencio podría ser un árbol que crece para los justos. A veces también para los ahorcados, a cuyos pies hay siempre un invisible recién nacido.
En mi casa hay un ciprés que da cobijo a los pájaros cansados, a las miradas cansadas y a las palabras que jamás se pronunciaron. Él sabe mucho de olvidados, de místicos y locos. Los saco de mi biblioteca para que hablen con él. Este ciprés les escucha. Y ellos saben que su aguja se dirige al ojal de la muerte, que es la eternidad. De vez en cuando intervengo. Les digo con mi silencio que alguien me ha escrito algún mensaje, que alguien sin saberlo está cosiendo un botón en el más allá. Y la vida nos abre a todos la costura de una sonrisa.

Ricardo García Nieto.


jueves, 16 de septiembre de 2010

LLEGÓ DEMASIADO LEJOS


Llegar demasiado lejos es peligroso. Sobre todo si vuelves para contarlo, porque el porvenir que te espera será el descrédito, la prisión, la pobreza o la muerte.
Hoy voy a hablar de uno de esos héroes platónicos que regresaron a la caverna con descubrimientos que podían haber cambiado la Historia de la Humanidad. Su objetivo en la vida era lograr la energía libre y gratuita para cualquier persona en cualquier lugar. Estuvo muy cerca de lograrlo. Y hay indicios más que notables de que lo consiguió. Aseguraba que cualquier aparato podía funcionar conectándolo con la energía que proporcionaba la naturaleza, y con mucha más potencia que cualquier central eléctrica.
Sea como fuere, aquello era intolerable para las multinacionales de la energía, que consiguieron encerrarlo en las zahúrdas del olvido.
Se llamaba Nikola Tesla, un croata de origen serbio, que convirtió a Thomas Alva Edison en uno de los hombres más célebres y ricos del mundo. Edison no hubiera sido más que un empresario mediocre sin la colaboración de Nikola Tesla, cuyo destino fue el de dar fama y fortuna a otros con sus ideas.
Si alguien pregunta: ¿Quién inventó la radio? Podemos responder: Marconi, por supuesto. Pues no. En 1943, la Corte Suprema de Estados Unidos reconoció que su inventor fue Tesla. Marconi había utilizado 17 patentes de Nikola Tesla para componer su aparato. Durante años Tesla pleiteó con Marconi sin éxito (Tesla tenía muchos enemigos) Y no fue hasta después de su muerte cuando se hizo algo de justicia. No obstante, conforme pasan los decenios, su figura va siendo lentamente rescatada.
A principios de 1891, demostró que la energía en general y la electricidad en particular podía transmitirse de forma inalámbrica. Pero los grandes banqueros, inversionistas y dueños de multinacionales ya habían comprado las minas de cobre de medio mundo para producir cables eléctricos.
Tesla era un incendio que había que sofocar con el pretexto de que podía desestabilizar la economía mundial, basada en el cobre y el petróleo.
Ideó un sistema de propulsión mediante electromagnetismo que hubiera acabado con los motores de gasolina o aquellos otros que tenían que conectarse a una red eléctrica. El motor magnético, del que tanto se sabe hoy día, simple y económico de producir, que tan sólo precisa de imanes para su funcionamiento, es su heredero.
Cientos y cientos de patentes, la mayoría robadas o intencionadamente desaparecidas, llevaron su nombre: la radio, la propulsión electromagnética, la robótica, el control remoto, el motor de corriente alterna, la luz de alta frecuencia con pastillas de carbono, las bombillas sin filamento, los rayos X, el radar, el uso de la radiación de fondo de microondas, la transmisión inalámbrica de imágenes, la extracción de energía libre en cualquier lugar y su transmisión inalámbrica a través de la resonancia Schumann del espectro radioeléctrico de la Tierra como medio de transporte… Y otras muchas de las que nunca sabremos nada o que serán adjudicadas, si no queda más remedio, a cualquier equipo de investigación debidamente acreditado por nuestros pastores financieros.
Fue el Leonardo Da Vinci del siglo XX. Pero a diferencia del florentino, tuvo como enemigos a los monstruos que aún pastorean con nuestras vidas. En el alma de Nikola Tesla cabía el bienestar de toda una civilización; en el alma de sus enemigos sólo había lugar para el porcentaje y el dividendo.
Nikola Tesla murió a los 86 años, pobre y abandonado en una habitación de hotel. El día que lo encontraron muerto (una más que sospechosa forma de morir para algunos) el FBI requisó todos sus documentos: cajas y más cajas de escritos y bocetos con ideas, inventos y patentes que pensaba registrar. Algunos fueron devueltos a sus herederos, pero varios de ellos siguen siendo, hoy día, documentos clasificados como secretos de estado. ¿Por qué? Creo que todos sabemos la respuesta.
Si las predicciones de la NASA sobre la posibilidad de una futura eyección de masa coronal del sol (CME: Coronal Mass Ejection) produjera algún día lo que se conoce como “Evento Carrington” y dañara los circuitos eléctricos, los transformadores y los sistemas de comunicación durante largo tiempo, tal vez entonces, para recomponer la civilización, salgan a la luz aquellos descubrimientos de Tesla que se desacreditaron como fantasías propias de una novela de ciencia ficción. Pero en ese hipotético caso, la novela de ciencia ficción se habrá convertido en una novela histórica, una novela histórica que aparecerá con más de un siglo de retraso.

Ricardo García Nieto.

martes, 14 de septiembre de 2010

EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN



El proceso de individuación supone desmantelar la imagen que hemos heredado de nosotros mismos. Esa imagen por la que tanto lucha nuestro yo. Despojarse de toda idea del tipo “soy listo, soy tonto, tengo o no tengo voluntad, esto es lo correcto, aquello no…” Saber que cuando juzgamos a los demás estamos juzgándonos, premiándonos o castigándonos; reconciliarnos con nuestra sombra psicológica; quitarnos las vestiduras, sean harapos, uniformes o trajes de gala, que nos han puesto con o sin nuestro consentimiento; dejar de interpretar inconscientemente un papel; aceptar que lo que deseamos tal vez no sea lo que necesitamos… Todo ello supone un camino de vuelta, un tortuoso camino que hemos de hacer si no queremos volvernos locos.
Para Carl Gustav Jung, el proceso de individuación suponía la creación de un ser indivisible, un Todo, un individuo nuevo, capaz de saberse y escucharse, de percibir que su totalidad está conectada con la totalidad del Universo. Un ser humano libre… Esto es muy peligroso para nuestros pastores políticos. ¿Qué hace un pastor sin ovejas?
Saber que nos mienten sin cesar (y que nos hemos mentido a nosotros mismos) es el primer paso hacia la verdad. Y en esa verdad, que nos hace libres, en esa totalidad indivisible que empezamos a escuchar, la voluntad de cooperar se vuelve indispensable.
Quien escribe una línea, comienza un libro colectivo; quien mueve un resorte hace que la totalidad del reloj marque al menos un segundo. Aunque no quede tiempo.


Ricardo García Nieto.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

MOSTRARSE ES DEMOSTRARSE


Mostrarse es demostrarse,
dejar de parecerse,
decirle a los espejos
que van con un instante de retraso.
Darte para quitarte todo miedo,
abrirte a tu destino
para cerrar el pozo de tu sombra,
religarte contigo
para hacerte a la luz de lo más alto.


Ricardo García Nieto.