miércoles, 26 de marzo de 2014

ARRE, ESPAÑA

España es un país sometido a los mercados financieros cuyo idioma común es el de la culpa. El “habéis vivido por encima de vuestras posibilidades” se ha convertido en la letra del himno nacional.
Para evitar una revolución, a los españoles se les ha lavado el cerebro para que se complazcan con casi nada. No es de extrañar que se identifiquen con ese personaje tan de moda en los anuncios de radio y televisión: el idiota contento, eufórico con cualquier bagatela.
Los españoles dan vueltas sobre el eje de la estupidez como una rueda que girase póstumamente en un automóvil estrellado. Los responsables del siniestro nunca han dejado el poder.
A los españoles sólo se les exige una musculosa mediocridad con la que agarrarse a las mentiras. Han tocado fondo y se han acomodado en él. Aguantan bien en el infierno con tertulias y partidos televisados. Sus gobernantes les dan en el gusto lo mismo que a un burro en las ancas. ¡Arre, España!
A los españoles se les ha adiestrado como a perros. Y son fieles a sus amos. Nadie responde políticamente ante ellos. Son los españoles los que responden políticamente cuando se les solicita.
La tragedia no es que la los españoles se les culpe como a niños y se les estimule como a bestias. La tragedia es que se dejen hacerlo.

Ricardo García Nieto

miércoles, 19 de marzo de 2014

LLEVARÁS LUTO POR TI


El día menos pensado llevarás luto por ti.
Cuando eres consciente de tus equivocaciones, te conviertes en otro ser.
Huir de esa transformación es clavarte en el desacierto, sentarte en la boca del túnel. Si quieres vivir con sentido, tendrás que atravesar la oscuridad. Llevar el luto merecido.
Las noches oscuras del alma no son para cobardes. Pasarlas es llegar desposeído al alba. Los buenos pintores (pienso ahora en Basi Mateo y sus retratos) saben captar esa esencia del ser humano: lo que está más allá de la noche oscura. La afrontes o la evites. El arte, en general, refleja lo primordial. El arte de vivir lo busca.
Los hombres más mediocres de nuestro tiempo se han servido de una luz engañosa con la que alumbrarse y evitar la oscuridad que precede a la metamorfosis. Comienzan disimulando sus fallos y terminan mintiéndole a sus propios huesos. Es lo que pasa, en un plano social, con los políticos de España. Nunca harán una crisálida de la que salir, elevando el vuelo, porque no se atreven a entrar en su propia tiniebla. Están condenados a ser orugas. Les falta el valor que da la comprensión.
El día menos pensado llevarás luto por ti. Conocerás tus flaquezas como el árbol sus nidos.


Ricardo García Nieto

domingo, 16 de marzo de 2014

TU PECADO ORIGINAL


No es que clames en un desierto; es que te vas a tu desierto a clamar para que nadie te oiga. No es que te engañen; es que prefieres creerlos para no enfrentarte a la realidad tal cual es. No es que te ignoren; es que te mataron hace tiempo y sigues caminando como un fantasma al que muy pocos ven.
Rozar la libertad es soltarla. Acordarte de tu dignidad significa que la perdiste un día. La culpa que han puesto sobre tus hombros rinde beneficios lejos de ti, de tu familia, de tu gente. Hacerla tuya será una deuda que habrán de saldar tus hijos. Quizá tus nietos.
Los débitos psicológicos, morales y económicos, la usura espiritual y física, hacen del futuro el pan de cada día. Es un pan que no nutre; es un pan que roba. Quienes te lo ofrecieron se alimentan de tu sufrimiento.
Venir al mundo con un pecado original tiene mucho de préstamo hipotecario.
Tu pecado original fue creértelo. Lo mismo que ahora te crees lo que te cuentan por televisión.
Los desiertos se heredan para que puedas clamar sin que nadie te oiga.


Ricardo García Nieto

sábado, 15 de marzo de 2014

LA ESTUPIDEZ EXISTENCIAL


Para hablar de la estupidez existencial –podría ser la tuya o la mía-, pondré como ejemplo a cualquier gobernante. A él le dicen cada día que está haciendo un gran trabajo. Se fascina con las críticas y se empecina en sus errores. Lo mismo sucedía con los guardianes de los campos de concentración: se creían su papel. Basta que te den una palmadita en la espalda para que sigas haciéndole la vida imposible a cualquiera. Y lo más probable es que te la estés fastidiando a ti mismo.
A fuerza de creer, nos hemos convertido en presas. Los depredadores nos conducen con creencias y nos cazan con mentiras. Muy pocos son capaces de ponerle fin a esta danza de verdugos y víctimas. Quien lo hace goza de una dolorosa energía frente a una masa agotada de placer. De palmaditas en la espalda.
Algo superior en nuestro interior se duele de nuestras negaciones a nosotros mismos. Competimos para que el ego se haga sitio adentro y nuestros corazones se aceleren con las alabanzas de políticos, jefes, maestros o asesores de cualquier pelaje. Nos estamos matando a fuerza de creer en un sistema que se alimenta de promesas incumplidas.
Ha llegado el momento de desmontar, piedra a piedra, todo lo recibido para reconstruirnos, piedra a piedra, con todo lo que ha resonado en nuestras almas.
La obra de nuestra vida precisa, además de todo lo vivido, de aquello que no nos hemos atrevido a vivir.


Ricardo García Nieto

domingo, 9 de marzo de 2014

ACABO DE MORIR

Acabo de morir. Ha sido fácil. Mi alma salió del cuerpo sin dolor y, a la par, he dado mi primer paseo en bicicleta, mi primer beso de amor y he visto nacer a mi hija. Todo ha sucedido simultáneamente: el cine del más allá carece de tiempo. Sé que he regresado a casa. Escribo estas letras para seguir asombrándome del fuego que inventó el más sabio de mi tribu y celebrar el regreso de los cazadores con las presas que nutrirán a la comunidad. Estar muerto es recordar que sigues vivo. Y con menos lastres que antes. Hay un ángel que me visita cada noche: posiblemente sea yo mismo. Rezo, ignorando que ya regresé a la presencia del que todo lo sabe. Soy joven y viejo. Cadáver y recién nacido.
Todo está cumplido porque todo nos ha sido dado. Es algo que no deberíamos olvidar al emprender de nuevo este viaje.


Ricardo García Nieto

sábado, 8 de marzo de 2014

PARA NO TENER UN PRECIO


Los hombres que aprenden a olvidar su grandeza suelen dejarse llevar. No se plantan en su terreno porque, real o figurado, lo perdieron. Son, de sí mismos, poco más que una patología. La enfermedad de arrastrarse hasta la muerte.
Algunos se perdieron por amor: darse hasta negarse. Otros se enviciaron por terror: cualquier cosa, la que sea, con tal de sobrevivir. Algunos ni siquiera cayeron en la cuenta de que se estaban desvaneciendo: les lavaron el cerebro.
Sea como fuere -por amor, miedo o ignorancia-, todos se quedaron haciendo suposiciones en medio del camino.
Mirados en conjunto, son el síntoma de una nación agonizante.
Para que mueran mis parásitos, yo también he de morir un poco.
Para no tener un precio, hay que pagar un precio muy alto.


Ricardo García Nieto

jueves, 6 de marzo de 2014

¿QUÉ SE ESPERA DE TI?


¿Qué se espera de ti? ¿Acaso importa?
Empecemos por lo básico, lo que nunca te han enseñado ni en la familia ni en la escuela: estás solo, absolutamente solo. O sola. Lo único importante de lo que has de vivir es el sufrimiento y su consecuente sabiduría. Del jijí y del jajá poco se aprende. Nada. De la belleza, la existencia de un orden que pocas veces vemos. Del sufrimiento, la libertad. No eres libre si lo amortiguas con pastillas; no eres libre si huyes de él hacia cualquier adicción; no eres libre si te pones un traje, una máscara y te convences del papel que interpretas en el falso escenario. Sólo cuando atraviesas la nube del miedo eres libre.
¿Qué se espera de ti? Te lo voy a decir claramente: que sonrías para quedar bien y que lo hagas por miedo. Que te comportes estúpidamente y que lo hagas por miedo. Que aceptes un juego social atroz y que participes en él por miedo. Que te faltes y que tengas tu alma en vano por miedo. Que te culpes y avergüences por miedo. Que les des tu dinero y que los votes por miedo.
¿Qué se espera de ti? ¿Acaso importa?
Tres policías, tres, detienen a un anciano que vende limones frente a un ambulatorio. ¿Qué se espera de ti? ¿Que los aplaudas?
Un gobernante con cuentas millonarias en Suiza te dice cómo tienes que vivir. ¿Qué se espera de ti? ¿Que le hagas caso?
Tu madre, tu padre, tu pareja, tu asociación de vecinos, tu consejero espiritual… Puede que alberguen expectativas sobre ti… ¿Son las tuyas? Y más: ¿es sano albergarlas? ¿Cuáles? ¿Una casa, un coche, un reloj de marca, unas prótesis mamarias? Espera, no me lo digas: dinero, mucho dinero… Ah, que era eso… ¿Y si te dijera que el dinero no es real? ¿Estuvo en la naturaleza alguna vez? ¿Se come, se bebe, abriga, sana? ¿Y si te dijera que el dinero no es más que una abstracción interesada, una religión y, por ende, una forma de poder?
Veo la prepotencia de quienes manejan el dinero, la deificación de quienes lo tienen y la indefensión de quienes lo ganan honradamente con su esfuerzo. Todos, los decentes y los indecentes, se han creído la identificación entre dinero y tiempo. Miles de ancianos estafados por las preferentes se quejan: me han robado los ahorros de 40 años de trabajo; me han robado mi vida. No voy a poner el foco de atención en los hijos de la putrefacción que les han estafado. Lo van a pagar. Y lo harán caro. Me interesa destacar cómo dos abstracciones, el dinero y el tiempo, son los bisturíes con los que se les abre el corazón al ser humano para que haga lo que no quiere. ¿Qué es el tiempo sino el escenario que te obliga a actuar sin descanso? Alguien se queda con el beneficio de tus actuaciones en el tiempo. Y no quien las merece.
¿Qué se espera de ti? Que sigas igual. Que trabajes, sirvas y consumas hasta el día que te vayas de este mundo. Lo de morirte ya no será necesario, porque ya estarás muerto de miedo muchos años antes. Simplemente, dejarás de funcionar. ¿Acaso importa?


Ricardo García Nieto