miércoles, 31 de diciembre de 2014

EL AÑO QUE SE VA



El año que se va
tiene las piernas rotas,
un pañuelo en la boca
y las manos atadas por detrás.
Lo van a ejecutar en pocas horas
con doce campanadas.

Quien venga en su lugar
podría ser el mismo que se marcha,
pintándose la cara,
cambiando su disfraz
a la velocidad de las palabras.

El año que se va 
tiene las piernas rotas,
la vida sigue igual:
aprendemos del fuego
el vaivén de sus lenguas habladoras.
Pero todo está adentro:
crepitan como estrellas las neuronas,
la biblioteca de los pensamientos.


Ricardo García Nieto

martes, 30 de diciembre de 2014

LA DISYUNTIVA DEL BALCÓN



Cuando Poncio Pilatos se quedó a solas con Jesús, se acercó al balcón y dijo:
-Quieren tu muerte. Y la quieren ya.
La multitud comenzaba a agolparse frente a la fachada del palacio.
-Y no lo voy a poder evitar –prosiguió- a no ser que me dejes ayudarte, profeta.
-No está en tu mano –respondió-. Ni siquiera en las mías.
-¿De quién depende, entonces, tu vida? –gritó-. ¿Es que no lo entiendes? Ni Herodes ni Caifás van a ayudarte. Esas serpientes quieren deshacerte de ti. Y me han tendido una trampa para que sea yo el brazo que te ejecute.
-Haz lo que tengas que hacer.
Pilatos se asomó al balcón y la multitud calló, sorprendida, como si acabase de ver a un monstruo. Volvió al salón y caminó de un lado a otro, acariciándose el pómulo con la yema de un dedo.
-No tengo nada contra ti, profeta, tus manos están limpias de sangre, no has vulnerado ninguna ley romana; sólo eres un miserable y altivo loco –volvió a acariciarse el pómulo-… Es más, tus prédicas absurdas sobre amar al enemigo me hubieran sido útiles en este desierto de hienas rebeldes. Y aún podrían serlo… Sal ahí –señaló el balcón- y retráctate, vociférale a la chusma que no eres el rey de los judíos, sino el de la paz, el amor, qué sé yo, suéltales una de esas frases enigmáticas tuyas que nadie entiende, y diles que te vas de Galilea –se movía con ansiedad, haciendo círculos alrededor del reo, como si describiera una órbita sobre un planeta-. Estoy dispuesto a sacarte de aquí, a darte mi plata para que empieces en otro lugar, a que te escolten mis soldados, a lo que sea con tal de no doblar mi rodilla ante Caifás… Dame tiempo para que mueva mis hilos… Y vuelve dentro de unos meses con tu doctrina sobre poner la otra mejilla, con tu ejército de enfermos, putas y tullidos. Salvarás tu vida y apaciguaré Judea.
-No soy un político –replicó.
-¡Lo eres, iluso! –gritó el prefecto-. Lo es tu dios único y tus harapos; lo son mis dioses y mis estandartes. ¡Yo lo soy! ¿Quién te crees que sube los impuestos, quién el que somete a los pueblos, quién el que usa la espada y arroja cuerpos a las mazmorras, quién el que te hace creer que el mundo es así o de otra manera, el que te lleva y te trae, el que decide que las cosas son como son? Tienes que elegir: o sales a este balcón y sigues haciendo política con tu vida o te crucifico y otros serán los que hagan política con tu muerte.
-¿Ves el futuro? ¿Quién es más profeta de los dos?
-Veo las leyes de la naturaleza de los hombres. Veo la oportunidad y el poder. Veo lo necesario. Así somos los romanos. Así es el Imperio.
-Desventurados los que no ambicionáis la verdad que está más allá de la política.
-No me vengas con más estupideces. ¿Sales o no?
-Soy más libre que tú. Soy el que se escucha. Los políticos sois esclavos de vuestro poder.
-Al contrario, cadáver, somos libres porque decidimos por vosotros.
-Un niño embebido en sus juegos –replicó Jesús- es más fuerte que un imperio.
-Te va a doler, predicador, mucho más de lo que imaginas. Y créeme que lo siento.
El prefecto de Judea llamó a Longinos, su tribuno, se echó en su triclinio a beber de una copa, y los acontecimientos se precipitaron lo mismo que el vino en su garganta.

Ricardo García Nieto

viernes, 26 de diciembre de 2014

EL ECLIPSE VENCIDO

Las figuras crecen con la distancia. Cuando se acercan, se hacen más pequeñas.
De lejos, se las idealiza. Proyectamos sobre ellas nuestras propias almas: lo mejor que tenemos.
Muertos y exiliados nos sirven como pantallas sobre las que arrojar nuestra película. Seres lejanos a los que sólo se puede llegar por ficción.
Es lo que nos pasa cuando nos hemos alejado de quienes fuimos.
Reconstruirnos es lo mismo que rescatarnos.
Sobre todo de esas fuerzas que jamás controlaremos.
¿Sabía la reina de Saba que era un instrumento? ¿Lo supo el héroe que venció al dragón?  ¿Hasta qué punto fue consciente de su destino el príncipe, el mago o el mendigo? ¿Enteramente conoció las consecuencias de sus actos quien fuera crucificado por voluntad de su padre?
Perdimos la sabiduría precisamente para encontrarla. El conocimiento nos ha llevado a la ignorancia de los sapos. Hemos de volver al origen, a la inocencia de las golondrinas.
Como sociedad y como individuos, hemos abierto ventanas que debemos cerrar. Ese es el deseo. El anhelo primordial que debiera acompañarnos en el nuevo año.
La larga noche ha de quedarse reducida a la sombra que se agarra a nuestros tobillos. No la perdamos de vista. Es nuestro vencido eclipse.

Ricardo García Nieto