Hay en
Pademba niños que envejecen
en la prisión más mísera.
en la prisión más mísera.
La
enfermedad les sigue cual si fuera
la sombra que proyectan en sus muros.
la sombra que proyectan en sus muros.
Sólo el
dolor les hace compañía
ante tanto reflejo de sí mismos.
ante tanto reflejo de sí mismos.
Los niños
de Pademba nada esperan
de la perpetua noche en la que viven.
de la perpetua noche en la que viven.
Un útero
de hierro los separa
del mundo al que vinieron.
del mundo al que vinieron.
Hay una cárcel
dentro de nosotros
que no nos deja ver tanta injusticia.
que no nos deja ver tanta injusticia.
Hay
corazones como cerraduras
que no dejan movernos.
que no dejan movernos.
Ignoramos
que estamos en Pademba
alimentando nuestra propia muerte,
alimentando nuestra propia muerte,
que
nuestra infancia aún echa raíces
tras las sucias paredes del presidio,
tras las sucias paredes del presidio,
que aún
hay esperanza
para el niño que fuimos algún día.
para el niño que fuimos algún día.
Alguien
saca su cámara y dispara:
somos nosotros mismos quienes miran.
somos nosotros mismos quienes miran.
Algo
habremos de hacer para salvarnos.
Ricardo
García Nieto.
Foto de FERNANDO MORELES