Prefiero morir a convertirme en hombre moneda, en hombre déficit, en hombre máquina.
Prefiero morir a convertirme en un desaparecido de mí mismo.
A
los miserables morales se les ve venir de lejos. Llevan demasiado
tiempo entre nosotros. Te mienten en tu propia cara, te insultan,
saquean tus derechos y tienen el cuajo de decirte que lo hacen por tu
propio bien. ¿Te suena?
Los profesionales de la política son lobos para el hombre.
Alain
nos recordaba que el hombre justo no pretende gobernar a los otros,
pues sólo pretenderse gobernarse a sí mismo. Y concluía: “siempre
gobernarán los peores”.
¿Qué podemos hacer?
Podemos
partir de una premisa: no has nacido para malgastar tu alma, no has
nacido para someterte al ego autoritario de un cretino. Si los que te
dirigen, gobiernan o mandan no son hombres justos, niégate a enfermar
siguiéndoles. Has de comenzar una revolución silenciosa e individual, no
tienes ni que proclamar tu libertad: haz uso de ella, responsablemente,
en tu esfera de influencia, en tu trabajo, en tu comunidad. No
malgastes tu tiempo advirtiendo que eres libre o que tienes determinados
derechos. Obra en consecuencia, insisto: haz uso de tu libertad y tus
derechos. Sé activo. No renuncies a ti. A tu alma. No has nacido para
vendérsela a los mercados. Ni al ego autoritario de un cretino.
Ana
Arendt nos recordaba que el mal absoluto consistía en hacer que los
seres humanos fuesen superfluos, en asesinar lo que el hombre tiene de
individual y espontáneo, convirtiéndolo en un “muerto vivo”.
¿No es acaso eso lo que están haciendo los gobiernos de Europa al transformarnos en máquinas que votan, consumen y trabajan?
El dictador Videla, declaraba sobre los desaparecidos argentinos durante su mandato en estos términos:
“El
desaparecido, en tanto esté como tal, es una incógnita. Si el hombre
apareciera, tendrá un tratamiento “X”, si la desaparición se convirtiera
en certeza de su fallecimiento, tiene un tratamiento “Z”, pero mientras
sea un desaparecido no puede tener ningún tratamiento especial, es una
incógnita, es un “desaparecido”, no tiene entidad, no está, ni muerto ni
vivo…”
A
diferencia de lo que hizo el criminal Videla con sus compatriotas, a
nosotros no nos están arrojando sobre el mar desde un avión. Todo se
andará… De momento nos necesitan como inconscientes pagadores de deuda. Como muertos vivientes. Desaparecidos de nosotros mismos.
Ricardo García Nieto