Deshacerlo todo. Todo lo fabricado con nuestras convicciones, con
nuestra educación, con la programación lenta de cada día.
Deshacerlo todo para dejar de ser el animal doméstico en que nos han
convertido.
Deshacerlo todo e iniciar el proceso de individuación de cada cual.
Levantar desde los escombros interiores una torre más alta de lo que creíamos
ser. Una torre limpia de odio, eterna, religada a lo más puro.
Lo de afuera se está cayendo solo.
Ricardo García Nieto