No hay sistemas políticos; hay sistemas de control. No hay modelos
económicos; hay modelos impositivos.
La ostentación es la forma con la que el miedo se pronuncia. La
violencia es la forma con la que el pánico tartamudea.
El sexo es un sombrero, un traje, unos zapatos… Una prenda muerta,
arrojada, deshabitada. El amor está desnudo. Pleno. Cuando se pone una prenda,
la llena de vida.
El sexo merodea, seduce y controla. Es el modelo impositivo de unas
glándulas sobre otras. Ostenta y termina tartamudeando.
El amor fluye cuando menos lo pretende. Es un irse hacia lo
desconocido. Un éxtasis compartido.
Nuestros gobernantes intentan seducir, controlar e imponer sus
glándulas democráticas sobre el ser de cada ciudadano. Nuestros banqueros
intentan violar nuestra naturaleza con el dilatador apéndice del dinero.
Pero envejecen muy rápido.
De lo más íntimo de cada ser humano va surgiendo la desnudez que nada
compra o necesita. La plenitud que nada teme. El éxtasis compartido. La
sencilla vida de quienes fluyen hacia lo desconocido.
Ricardo García Nieto