La mañana de los momificados comienza con un café con queja o
resignación. Encienden la radio y se duchan bajo los vómitos de las castas
dominantes. Después, se van a trabajar bajo unas condiciones propicias para la
ira o la tristeza. Las compras posteriores mitigarán esos sentimientos, que
volverán con más fuerza al día siguiente. Así echan para adelante: mediante
carencias que ningún objeto, estatus o título podrá sanar.
Los momificados van de bulo en bulo: desinformados y sobreinformados.
Las verdades anoréxicas u obesas sólo son medias verdades: peores que mentiras.
Con ellas se les gobierna, conduce y mata.
Ricardo García Nieto