No soy un patriota: no suelo votar. Desprecio a los reyes y
gobernantes que mienten. No compro lo que se anuncia en televisión. Ni cosas ni ideas.
Soy un antisistema. ¿Contra qué sistema? Contra el sistema de la usura
y la injusticia. No me intimida el Estado cuando me amenaza: como sé que he de
morirme, también sé que no tengo nada que perder.
Soy muy mala persona: a veces desearía que los banqueros de mi país se
viesen en la necesidad, al menos durante un mes, de buscar comida en los
contenedores de basura, y que los políticos tuviesen un orgasmo cada vez que
abrieran la boca, que se quedaran mudos de placer y, mudos, tuviesen que
ganarse la vida.
Soy, lo sé, un mal nacido. Me equivoqué de tiempo. Tal vez, hasta de
universo.
Pero no soy el único.
Soy tan tonto que ese es mi consuelo.
Ricardo García Nieto