domingo, 8 de febrero de 2015

A LA ORILLA



Creo que participo en un juego cuyas reglas desconozco, que me faltan datos, que sólo veo pequeñas olas en el agua y no las poderosas corrientes que por debajo se mueven. Es el mar de los rostros. Y me quedo a la orilla. Lo mismo me pasa con las noticias que destilan los medios de comunicación: no atisbo el horizonte de sucesos, sino la calculada conmoción que ha de producirse. Y me quedo a la orilla. Igualmente me sucede con los valores y la ética que se propagan como un incendio sin fin. Me quedo a la orilla de ese océano de fuego, de ese nuevo orden que habrá de calcinarnos.
Creo que participo en un juego cuyo objetivo es que convirtamos los espejismos en leyes y las ensoñaciones en realidades cotidianas. Un juego en el que somos adiestrados para el desconocimiento.


Ricardo García Nieto