sábado, 7 de febrero de 2015

CUANDO TE SUMES EN LA POBREZA ESPIRITUAL


Cuando te sumes en la pobreza espiritual, caes en un estado de posesión: aquello de lo que eres dueño se adueña de ti. Las cosas, las personas, la fama y el poder te poseen. Hay momentos en la vida en los que el cielo tuerce el gesto cada vez que lo miras. Es como morir de cuando en cuando. ¿Qué es lo que ha pasado?
El autoritarismo de las mercancías, el mesianismo de amores que pretenden salvarte de otros amores, la avalancha de la competitividad, del mostrarse como un señuelo para seducir, fascinar y volver a poseer… Este mundo prefabricado que se derrumba diciéndonos que no significamos nada. Verlo es un darse cuenta doloroso: viene como una brisa a helarte un rostro en el que ya no te reconoces por mucho que lo intentes. Esa fotografía siempre fue para los otros; nunca para mostrar tu verdadera naturaleza.
A veces me pregunto si hay algo más detrás de este caótico acontecer anímico. E intuyo que sí, que en la inmensidad personal hay vientos que ignoramos, que todo cuanto nos llega es el instrumento de fuerzas superiores que viven por sí mismas. ¿Dioses venidos a menos? ¿Demiurgos que buscan una segunda oportunidad? ¿Ángeles o demonios jubilados durante la Ilustración? Quién sabe... Pudiéramos ser cada uno de nosotros, soñándonos a nosotros mismos.

Ricardo García Nieto