Habremos de adelantarnos
a la próxima guerra, a la legalización de la pederastia, al barro que nos
pondrán en los ojos. Tendremos que dejar de temblar. Sabemos muy bien de qué pie
cojeamos, lo que nos avergüenza y enorgullece. Y todo se precipita en una conmoción que genera confianza para los mercados y miedo para los
ciudadanos. Somos ricos en nuestro pequeño infierno. Pero habrá que saltar de
él y dejar de oír la música con la que nos devalúan… Porque suena en los bolsillos
de los príncipes de este mundo.
Ricardo García Nieto.