Los actos que nos definen son puertas que se cierran en la
Tierra para abrir las del Cielo. No somos responsables de nuestros
pensamientos, pero sí de las acciones que estos conllevan. De la idea al hecho
hay una frontera que es como un estado límbico, una nube en la que se
entremezclan el creer y el crear. Cuando se cruza, ya no hay vuelta atrás: la
flecha vuela hacia su objetivo, la circunferencia se disuelve en su centro.
Siempre me ha subyugado la cuestión del origen de los pensamientos, si es
endógeno o exógeno, si han sido impuestos o han surgido de nuestro libre
discurrir. Nunca he llegado a una conclusión. O, mejor dicho, la conclusión es
que no la hay, que lo que hacemos es pasear por palabras e imágenes, arquetipos
que nos poseen a la vez que los poseemos. No hay vuelta atrás. Cierro tras de
mí la puerta de estas líneas. Algo
resonará.
Ricardo García Nieto.