Nuestra tradición cultural nos habla
de dragones vencidos por el héroe. No dejan de ser metáforas de la victoria del
ser humano sobre su sombra.
La nuestra se alarga para parecer
más grande. Y si por ella fuera, cubriría de oscuridad el mundo entero. Pero es
un ser limitado, que juega con las ilusiones ópticas y los estados de ánimo. La
única manera de abatirla es atravesarla con la espada de nuestra conciencia y
dejarla postrada a nuestros pies, bajo los que se arrastrará hasta la muerte.
Todos los contenidos inconscientes
que no queremos aceptar se convierten en un monstruo que nos hiere hasta que lo
abrazamos y sucumbe. Es un trabajo heroico.
Hoy he hablado con mi sombra. Me ha
dicho que no es culpable de las cosas malas que me suceden. Me he agachado
hasta tocarla y acariciarla como a un perrillo faldero.
-Tienes razón -le he respondido-. Sin
ti, hoy no hubiera escrito ni una sola línea.
Ricardo García Nieto.