Me detuve
ante el cuadro de Georges de La Tour “El sueño de San José” y pensé:
Cuanto más
lejos estoy de aquello,
aquello está más cerca de mí.
aquello está más cerca de mí.
Pero ¿qué
era aquello?
Intenté emplear otras palabras: Dios, luz, verdad... La idea de Dios fue la primera que vino a mi mente. E intentando jugar con la frase, fui cambiando de concepto, y la arquitectura resistía. Pero se hundió cuando intenté calzarle conceptos económicos. Probé con inflación y no funcionó. Sencillamente, se derrumbó.
Intenté emplear otras palabras: Dios, luz, verdad... La idea de Dios fue la primera que vino a mi mente. E intentando jugar con la frase, fui cambiando de concepto, y la arquitectura resistía. Pero se hundió cuando intenté calzarle conceptos económicos. Probé con inflación y no funcionó. Sencillamente, se derrumbó.
El cuadro
representa la aparición de un ángel a San José mientras duerme. La luz incide
directamente sobre el rostro del ángel, pero su origen está oculto, tapado por
su brazo. Sabemos cuál es, sabemos que es la llama de una vela, pero no la
vemos. Apenas podemos percibir su penacho de luz. Del mismo modo, el ángel que
se aparece tiende sus brazos hacia San José, pero su origen, la causa divina,
no se ve. Todo ángel es mensajero. Ni siquiera sabemos si el ángel que vemos
está en el sueño del viejo José o está fuera, si es lo que él está viendo o lo
que ve el espectador sin que el durmiente se percate de ello.
Recibimos
las luces y las sombras del ámbito místico, lo repentinamente perfilado sobre
las tinieblas, pero no alcanzamos a ver la totalidad.
En el mundo espiritual se pueden producir saltos, iluminaciones, súbitas conversiones... En el mundo material, tangible y económico, todo es más gradual y progresivo, como la inflación, y han de deshacerse los caminos con el mismo esfuerzo con el que se hicieron. A periodos de expansión X siguen periodos de contracción X.
Gracias al cielo, y nunca mejor dicho, en el ámbito del ser, del espíritu o del "sí mismo", las transiciones pueden ser desmedidas, casi, casi milagrosas.
Lo dicho:
En el mundo espiritual se pueden producir saltos, iluminaciones, súbitas conversiones... En el mundo material, tangible y económico, todo es más gradual y progresivo, como la inflación, y han de deshacerse los caminos con el mismo esfuerzo con el que se hicieron. A periodos de expansión X siguen periodos de contracción X.
Gracias al cielo, y nunca mejor dicho, en el ámbito del ser, del espíritu o del "sí mismo", las transiciones pueden ser desmedidas, casi, casi milagrosas.
Lo dicho:
Cuanto más
lejos estoy de lo sublime,
lo sublime está más cerca de mí.
lo sublime está más cerca de mí.
Ricardo
García Nieto