sábado, 30 de junio de 2012

¿CUÁNDO NOS DIRÁN LA VERDAD?


Sólo nos dirán la verdad cuando ya la sepamos. Nuestra mente está siendo cocida a fuego lento. Cuando comience a hervir, hasta lo más atroz nos parecerá lógico y necesario. Guardaré, para ese día, una gran tormenta de nieve en mi interior.


Ricardo García Nieto

viernes, 29 de junio de 2012

LA NIÑA DE CARACAS


Poema dedicado a las orquestas juveniles de Venezuela.



La niña de Caracas, milenaria,
volaba en su violín sobre la sombra.
Aeroplano que juega en las baldosas
a ser un crucifijo en mi garganta.
Hay un río que corre por su espalda
sumándose al sinfín de cada nota.
Hay un río de jóvenes que tocan
la huella dactilar de la mañana.
La niña de Caracas, misteriosa,
lleva en su mano un tiempo que no pasa,
la aldea, el pueblo, el mar que sube al Gólgota,
la redención que a mis oídos baja.
Volaba en su violín… Y yo, sin mapa
ni territorio, ni reloj, ni idioma,
sin yugo, llave, personaje o forma,
supe el camino de regreso a casa,
al hogar verdadero de las almas.


Ricardo García Nieto

martes, 26 de junio de 2012

EL BOSÓN POLÍTICO

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En aquellos días, hacía mucho calor, los delfines agonizaban, varados en las playas, y los pájaros caían muertos del cielo. Saturno y Júpiter habían variado su eje, y las tormentas solares se sucedían con una frecuencia hasta entonces desconocida, haciendo que los seres humanos se sintieran demasiado cansados, medrosos y proclives a bruscos cambios de humor. Había quienes sospechaban que este estado de cosas se debía a un planeta errante, que había invadido nuestro sistema solar. El intruso debía ser muy grande, con masa suficiente como para romper el equilibrio electromagnético de nuestro vecindario celeste.
Por aquel tiempo, los físicos más importantes del mundo buscaban una última partícula, la pieza que faltaba para completar el modelo físico con el que nos explicamos el universo: el bosón político. Su existencia era teórica. Nunca había sido observada. Pero tenía que estar allí, como un fantasma que lo llena todo.
Para cazar a este fantasma se construyó un artefacto: un gran colisionador en el que dos argumentos se estrellarían el uno contra el otro a la velocidad de la luz. Debía de ser como un choque de trenes subatómico, de trenes llenos de esperanza y de incertidumbre: la esperanza de obtener la partícula portadora del poder político y la incertidumbre de que apareciera un inesperado invitado, quién sabe, tal vez un agujero negro.
Había un intruso cambiando el electromagnetismo de todos los planetas. Sí que lo había. Pero no era tan grande como se suponía: éramos nosotros, buscando lo más ínfimo del mundo.
ADVERTENCIA: el breve relato que acaba usted de leer es sencilla fabulación.
Lo acabo de escribir a la hora en que los políticos se levantan cada mañana preguntándose cómo mentirán durante el resto del día.
Lo reconozco: toda ficción también es mentira. Aunque tenga más pretensiones de señalar una verdad que cualquier juramento. Quítele los detalles: cambie el bosón por un unicornio, el calor por el frío o la ciencia por la religión. Lo que quede al final contendrá un mensaje. Lo mismo que la botella lanzada por el náufrago.
A veces me pregunto si todos los náufragos escriben el mismo mensaje.

Ricardo García Nieto



miércoles, 13 de junio de 2012

SOMBRAS DEL FUTURO


Algo que viene de lejos se cierne sobre nosotros. Vemos los síntomas de nuestra extinción por todos sitios. Parece como si padeciésemos una hipocondría colectiva, cierta ansiedad morbosa con respecto a nuestra salud como especie.
Si, como decía Goethe, los acontecimientos futuros proyectan su sombra por anticipado, y esa sombra es la de una catástrofe global, ¿hemos de considerar seriamente la catástrofe? Las sombras son tan sólo sombras. Un asteroide que impacte sobre nuestro planeta, un virus que provoque una pandemia, una crisis económica que desate otra guerra mundial, tal vez definitiva... Son eso: sombras, sólo sombras. ¿O no?
Como un extraño huésped, en nosotros está latente el "Final de los Tiempos". El inconsciente colectivo lo señala cada día con su tembloroso dedo. ¿Qué nos estará diciendo?
Algo estamos pasando por alto. Puede que nuestra neurosis colectiva esté llenando de nubes el horizonte precisamente para que seamos conscientes de que el sol existe. Puede que nuestros peores vaticinios no sean más que un dolor fantasma, un dolor que sentimos de verdad, pero que carece de causa alguna. Puede que el miedo a lo que ha de venir suponga en el fondo una necesidad de cambio, una transformación de nuestra conciencia y, por lo tanto, de nuestros intereses. Puede que... O puede que no.
En todo el planeta se presta atención a lo que pueda acaecer en el año 2012, cuyo 23 de diciembre se ha consagrado como nueva fecha para el Fin del Mundo. Hay grupos muy reducidos que se coordinan a través de internet para hacer frente al imaginario desastre. Lo mismo que Noé, han escuchado una especie de mandato divino. Dios les está hablando con sus sombras, y las nuevas arcas han de ser refugios subterráneos, alejados de las costas y de las centrales nucleares.
Pudiera ser que el acontecimiento que haya de extinguirnos no suceda nunca porque la catástrofe ya ha anidado en nosotros, y nos estamos muriendo de miedo.
Algo que viene de lejos se cierne sobre nosotros: nuestras propias sombras, que son los síntomas de nuestra necesidad de cambio. Hay una revolución pendiente en el corazón de cada hombre.



Ricardo García Nieto

domingo, 3 de junio de 2012

NIÑOS, MÍSTICOS, BORRACHOS Y PODEROSOS


Niños, místicos, borrachos y poderosos se muestran como son. Los niños por inocencia, los místicos por pureza, los borrachos por embriaguez y los poderosos por vanidad.
A diferencia de luciérnagas, ranas o leopardos, el hombre tiene la obligación y la necesidad de observarse desde fuera para conocer su verdadera naturaleza. Y lo mismo que las partículas elementales, que son más libres cuanto más aisladas están, ese esfuerzo ha de hacerlo en soledad. Una nube de electrones se rige igual que un rebaño de ovejas. Un electrón aislado es impredecible.
El viento que nos lleva de lo denso a lo sutil siempre será generoso. Aunque no nos movamos.


Ricardo García Nieto