Niños, místicos, borrachos y poderosos se
muestran como son. Los niños por inocencia, los místicos por pureza, los
borrachos por embriaguez y los poderosos por vanidad.
A diferencia de luciérnagas, ranas o leopardos,
el hombre tiene la obligación y la necesidad de observarse desde fuera para
conocer su verdadera naturaleza. Y lo mismo que las partículas elementales, que
son más libres cuanto más aisladas están, ese esfuerzo ha de hacerlo en
soledad. Una nube de electrones se rige igual que un rebaño de ovejas. Un
electrón aislado es impredecible.
El viento que nos lleva de lo denso a lo sutil
siempre será generoso. Aunque no nos movamos.
Ricardo García Nieto