Luchamos en nuestra mente con todo lo heredado: las
costumbres y tradiciones en las que nos educaron o la visión del mundo que
recibimos de nuestros padres, familiares y maestros.
Luchamos también con el modelo de vida que nos imponen desde
fuera políticos, publicistas, banqueros y la caterva oscura de los creadores
de opinión.
A veces nos rendimos y nos dejamos llevar por la marea de lo
que se espera de nosotros, de lo políticamente correcto, de lo que ha de
enmudecer nuestras almas. Y caminamos, entonces, por el fondo de un mar que nos
parece gratificante a la par que nos asfixia. No queremos salir a respirar y
ver las cosas como son. Y creemos que nuestra vida está completa con cuatro
fruslerías y una falsa sensación de bienestar y justicia.
Bajar la guardia y hundirnos en el mar de lo establecido
tiene un nombre: autoengaño.
Estamos en la vida para convertirnos en nuestros propios
maestros, para despojarnos de lo heredado y de lo impuesto. Esa es nuestra
misión.
Tomar conciencia de ello es la tabla de salvación de
cualquier náufrago.
Ricardo García Nieto