Lo mismo que Saturno, el planeta Tierra tiene sus anillos: miles de satélites artificiales. Escombros de tecnología.
Lo
mismo que Saturno, la mente del hombre occidental tiene sus anillos de
basura, de pensamiento caótico, de obsesiones e ideas malsanas. Y cada
vez ocupando más espacio.
Lo
mismo que Saturno, los países de Europa tienen sus anillos económicos
de deuda, políticos de corrupción, sociales de desinformación. Anillos
que son como cinturones. Cinturones que son como camisas de fuerza.
España
hiede. Se ha hecho un gran esfuerzo por erigir la basura en el corazón
de los españoles y ha llegado la hora de la putrefacción, que es la
primera fase de toda regeneración: el nigredo.
Así
denominaban los alquimistas a la primera etapa en la transmutación de
la materia. Así llamó Carl Gustav Jung a la primera fase del proceso de
individuación: aquella en la que descubrimos nuestra parte más oscura.
Una noche negra, más negra que lo negro.
Curiosamente -y en ambos casos-, este periodo está ligado a Saturno.
Cuando
todo está podrido en una sociedad es cuando empiezan a verse indicios
de vida nueva, distinta: dinámicas de grupo sorprendentes, resultados
electorales inesperados y nerviosismo en los personajes más beneficiados
por el antiguo régimen . La minúscula esperanza se hace sitio en los
vertederos de almas.
Recuerdo
a finales del siglo XX cuando cazaba a Saturno con mi telescopio.
Recuerdo el entusiasmo de tenerlo ante mis ojos y a merced del
disparador de mi antigua cámara de carrete. Nunca sospeché que fuéramos
nosotros las presas que se cobraba por adelantado. Dejo aquí la vieja
fotografía que le saqué.
Es curioso; me reconozco mejor en ella que a mí mismo en los retratos de mi infancia.
Ricardo García Nieto
Ricardo García Nieto