Un oficial alemán declaró durante la batalla de Stalingrado:
el avance se mide en cadáveres y no en metros.
Creo que lo mismo puede decirse de los derechos humanos: su
avance se mide en muertos.
Quienes mueven los hilos en el siglo XXI están consiguiendo
lo más inverosímil: que sea el ser humano el que –allá donde los haya- se
despoje de sus propios derechos. Y
que lo haga complacida y democráticamente. Los ejemplos sobran y las almas
duermen.
Ricardo García Nieto.