viernes, 23 de febrero de 2018

JUICIO FINAL

Si las estrellas son neuronas y el universo es el sueño de algún dios, ¿qué pesadilla es ésta que nos ha tocado vivir?
Por otro lado, si nuestras neuronas son estrellas y dentro de nosotros cabe otro universo, alguien podría estar haciéndose esta misma pregunta en un recóndito callejón de nuestra mente.
En una ocasión, hace ya mucho tiempo, bajé al infierno y lo encontré desierto.  Aquel inmenso y frío páramo no era más que un estado de conciencia. Nadie me juzgaba desde lo alto: yo hacía de juez en mi propio Juicio Final.
A veces el corazón pesa demasiado, otras es liviano como una pluma. Aciertos y errores se van turnando en él como pájaros en un árbol.
Tengo la convicción de que no hay mayor castigo que el que nos imponemos a nosotros mismos. Más allá de nuestro sueño, no hay condena posible.
Al despertar, todos cabremos en el Paraíso.



Ricardo García Nieto

lunes, 12 de febrero de 2018

EL ÚNICO INDICIO



Juego con esta idea igual que mi gato con su cola. Intento atraparla sabiendo que ya es mía. El lenguaje nunca llega a tiempo. Y la muerte nos mantiene en pie para recibir la vida. ¿Qué más puedo decir en esta fría mañana de invierno? Que el amor que hemos dado es el único indicio de nuestro paso por el mundo.


Ricardo García Nieto

lunes, 29 de enero de 2018

HOY NO HE ESCRITO NADA


Hoy no he escrito nada. He aguardado todo el día, pero no se ha producido el milagro de la creación.
La Muerte se ha sentado frente a mí y me ha preguntado:
-¿Cómo estás?
-Estoy a la espera –respondí.
-¿De qué?
-De que algo te ensombrezca.
Ella ha esbozado media sonrisa de suficiencia, se ha cambiado de sillón y no ha vuelto a abrir la boca.
Mi gato se ha subido a mis rodillas y lo he acariciado. Su ronroneo ha llegado a los más lejanos rincones del cielo. Y la Muerte, apretando los dientes, se ha ido en esta última línea.
No hay nada con más luz que la ternura. 
Cada uno ha de resplandecer por sí mismo.

Ricardo García Nieto.

miércoles, 24 de enero de 2018

ALGO SOBRE EL AMOR

 
El amor es la forma que tiene la inteligencia de ir más allá de sí misma, de entrever lo divino en la carne y los huesos, en el cuerpo que se va venciendo con los años. Un estúpido no puede amar porque no se trasciende a sí mismo. Hablo de inteligencia y no de astucia. La astucia tiene adversarios; la inteligencia no los conoce. La astucia es pragmática; la inteligencia es un puro ascender. La astucia se sirve de trucos; la inteligencia está cargada de inocencia. El niño que abraza a su madre tiene esa inteligencia, rompe la dualidad sujeto-objeto, provoca la unidad.
El amor es también la forma de vislumbrar a Dios en la naturaleza y en el arte, que es la naturaleza creada por el hombre. Por eso me esfuerzo en escribir, para percibir esa claridad que me supera. Ella sabe más que yo.


Ricardo García Nieto.

viernes, 19 de enero de 2018

LO HEREDADO Y LO IMPUESTO


Luchamos en nuestra mente con todo lo heredado: las costumbres y tradiciones en las que nos educaron o la visión del mundo que recibimos de nuestros padres, familiares y maestros.
Luchamos también con el modelo de vida que nos imponen desde fuera políticos, publicistas, banqueros y la caterva oscura de los creadores de opinión.
A veces nos rendimos y nos dejamos llevar por la marea de lo que se espera de nosotros, de lo políticamente correcto, de lo que ha de enmudecer nuestras almas. Y caminamos, entonces, por el fondo de un mar que nos parece gratificante a la par que nos asfixia. No queremos salir a respirar y ver las cosas como son. Y creemos que nuestra vida está completa con cuatro fruslerías y una falsa sensación de bienestar y justicia.
Bajar la guardia y hundirnos en el mar de lo establecido tiene un nombre: autoengaño.
Estamos en la vida para convertirnos en nuestros propios maestros, para despojarnos de lo heredado y de lo impuesto. Esa es nuestra misión.
Tomar conciencia de ello es la tabla de salvación de cualquier náufrago.

Ricardo García Nieto