¿Qué se
espera de ti? ¿Acaso importa?
Empecemos
por lo básico, lo que nunca te han enseñado ni en la familia ni en la escuela:
estás solo, absolutamente solo. O sola. Lo único importante de lo que has de
vivir es el sufrimiento y su consecuente sabiduría. Del jijí y del jajá poco se
aprende. Nada. De la belleza, la existencia de un orden que pocas veces vemos.
Del sufrimiento, la libertad. No eres libre si lo amortiguas con pastillas; no
eres libre si huyes de él hacia cualquier adicción; no eres libre si te pones
un traje, una máscara y te convences del papel que interpretas en el falso
escenario. Sólo cuando atraviesas la nube del miedo eres libre.
¿Qué se
espera de ti? Te lo voy a decir claramente: que sonrías para quedar bien y que
lo hagas por miedo. Que te comportes estúpidamente y que lo hagas por miedo.
Que aceptes un juego social atroz y que participes en él por miedo. Que te
faltes y que tengas tu alma en vano por miedo. Que te culpes y avergüences por
miedo. Que les des tu dinero y que los votes por miedo.
¿Qué se
espera de ti? ¿Acaso importa?
Tres
policías, tres, detienen a un anciano que vende limones frente a un
ambulatorio. ¿Qué se espera de ti? ¿Que los aplaudas?
Un
gobernante con cuentas millonarias en Suiza te dice cómo tienes que vivir. ¿Qué
se espera de ti? ¿Que le hagas caso?
Tu madre,
tu padre, tu pareja, tu asociación de vecinos, tu consejero espiritual… Puede
que alberguen expectativas sobre ti… ¿Son las tuyas? Y más: ¿es sano
albergarlas? ¿Cuáles? ¿Una casa, un coche, un reloj de marca, unas prótesis
mamarias? Espera, no me lo digas: dinero, mucho dinero… Ah, que era eso… ¿Y si
te dijera que el dinero no es real? ¿Estuvo en la naturaleza alguna vez? ¿Se
come, se bebe, abriga, sana? ¿Y si te dijera que el dinero no es más que una
abstracción interesada, una religión y, por ende, una forma de poder?
Veo la
prepotencia de quienes manejan el dinero, la deificación de quienes lo tienen y
la indefensión de quienes lo ganan honradamente con su esfuerzo. Todos, los
decentes y los indecentes, se han creído la identificación entre dinero y
tiempo. Miles de ancianos estafados por las preferentes se quejan: me han
robado los ahorros de 40 años de trabajo; me han robado mi vida. No voy a poner
el foco de atención en los hijos de la putrefacción que les han estafado. Lo
van a pagar. Y lo harán caro. Me interesa destacar cómo dos abstracciones, el
dinero y el tiempo, son los bisturíes con los que se les abre el corazón al ser
humano para que haga lo que no quiere. ¿Qué es el tiempo sino el escenario que
te obliga a actuar sin descanso? Alguien se queda con el beneficio de tus
actuaciones en el tiempo. Y no quien las merece.
¿Qué se
espera de ti? Que sigas igual. Que trabajes, sirvas y consumas hasta el día que
te vayas de este mundo. Lo de morirte ya no será necesario, porque ya estarás
muerto de miedo muchos años antes. Simplemente, dejarás de funcionar. ¿Acaso
importa?
Ricardo García Nieto