La
encerrona es una trampa preparada por débiles para torcer la voluntad
de alguien. Pero cuando la víctima no tiene nada que perder, se quedan
enjaulados en su propia estupidez.
El otro día disfruté ante semejante espectáculo. Los que hicieron la
encerrona le metieron miedo a un ser humano que no lo tenía. Terminaron
temblando como si pasaran frío. Se habían quedado desnudos.
Ricardo García Nieto