Cuando
sea tu enemigo, te desposeeré de ti. Te haré trabajar hasta que estés a
las puertas del más allá, y te veré morir con la tristeza de saber que
los tuyos no podrán sobrevivir sin tu trabajo o pensión.
Cuando
sea tu enemigo, te excitaré con emociones tan fuertes como para nublar
tu conciencia, tu razón, tu yo más superior. Y me aseguraré de que
siempre te habite el vacío, la sensación de que algo no se cumple.
Cuando
sea tu enemigo, el forense de tu sombra, haré que te avergüences
perennemente para que nunca puedas levantar la mirada. Te culparé por
mis errores y te amenazaré con lo que más temo.
Cuando
sea tu enemigo, te hipotecaré de por vida, te venderé mis ansiolíticos y
antidepresivos, te privatizaré el sol y el viento, y te haré pagar los
impuestos suficientes para sostener mi tren de vida hasta mi cuarta
generación.
Cuando
sea tu enemigo, haré que el infierno te siga con las hambrunas, las
guerras y la destrucción que yo mismo sembraré a tu alrededor.
Cuando sea tu enemigo, no lo sabrás. Lo mismo que ahora.
Ricardo García Nieto