Viene
el lobo. Es hora de aprender a aullar. La luna llena será el desagüe de
nuestras emociones. Viene el lobo. En sus fauces abiertas veremos
nuestros excesivos bostezos. Viene el lobo. El arquetipo de todos los
lobos. El rayo de sombra, el océano de sombra, el merodeador eterno.
Viene
el lobo sin que hayamos sospechado que vamos en su interior, que le
damos forma, vigor, sustancia, que lo hacemos a cada paso.
Viene el lobo, esta vez sí, cuando más desprevenidos estábamos.
Somos el depredador y la presa. Apenas unos trazos de sangre y nieve bajo las eléctricas migraciones del cielo.
Guardemos
agua y memoricemos los versos de nuestros poetas favoritos. Nunca nos
faltará un espejo y un rastro en el que reconocernos.
Ricardo García Nieto