jueves, 23 de enero de 2014

ME ACUSO


Uno sólo ve lo que ya conoce. El niño que miraba con horror la sonrisa de los asesinos de su familia se pondrá, de adulto, a la defensiva ante cualquier sonrisa. Uno sólo distingue lo ya experimentado. Es una forma de ceguera. Una manera de dislocar la realidad. De romperle los tobillos para que el tiempo se quede en el mismo sitio, que es ninguno.
Me acuso de estar ciego. Y sé que mi salvación radica en ser consciente de mi ceguera.
Palpo las sombras que me llevan atrás. Agarran mis manos y las sueltan lo mismo que el pez escupe el bocado envenenado.
Es una ventaja.


Ricardo García Nieto

sábado, 11 de enero de 2014

LA OCASIÓN PRESTADA


Somos moribundos. Vivimos por vivir hasta que la enfermedad, un suceso inesperado o un caótico montón de circunstancias nos sitúa ante un mar terrible. Tenemos dos opciones: cruzarlo o no. Si no lo cruzamos, el miedo habrá decidido por nosotros y seguiremos muriendo en vida. Si nos atrevemos a cruzarlo, nos habremos desprendido de cuanto creíamos importante y nos encontraremos con nuestras almas de una vez por todas. Habrá mar gruesa. Las olas irán y vendrán como recuerdos, golpeando nuestra embarcación, divisaremos islas sombrías y costearemos acantilados negros, sin vida, como lápidas gigantes con nuestro nombre. Tras la última noche, borrosa e incomprensible, una noche acostada sobre el océano lo mismo que un párpado sobre otro, vendrá el alba. Renacer será algo más que cruzar una frontera. Lo invisible cobrará forma y pagará sus deudas con lo visible. Y comprenderemos que la vida es tan sólo una ocasión prestada para vencer el miedo.
Cuando rompa el alba, ya no habrá más noches. Pero seguiremos mirando las estrellas.


Ricardo García Nieto

miércoles, 8 de enero de 2014

NUESTRO GOBIERNO Y LA ATRACCIÓN DEL MAL

Nuestro gobierno se ha emperrado tanto en la atracción del mal que los españoles se miran en él como si fuesen ellos quienes lo atraen, como si cada ciudadano llevase consigo una porción de tempestad. Esto hace que las responsabilidades se repartan como panes y peces regurgitados del infierno.
La negligencia de este gobierno sobrepasa con mucho las dimensiones del autoritarismo: manosea a su antojo la democracia y la justicia hasta hacerlas a su imagen y semejanza. Nos pone ante los ojos el espejo del fracaso y parecemos aceptarlo; hasta lo hacemos nuestro. No hay perversidad mayor que la de arrancarle el alma a un pueblo: robotizarlo. Los españoles sudan y se lamentan desde su propia substancia. Y al hacerlo se agotan. Pierden el futuro lo mismo que un tren. El último tren. Nuestros quebrantos son el dividendo de unos pocos elegidos. Y aceptamos este hecho con morbosa naturalidad: “es lo que hay. Así están las cosas”.
Cuando el gobierno alardea de sus proezas económicas, me siento como el esclavo romano, encadenado a su remo en las galeras, al que un tribuno anuncia la conquista de tierras a los bárbaros por parte del Imperio. Para el esclavo nada cambia. El descenso de la prima de riesgo y el alza de las bolsas en nada mitigan la precariedad laboral, las agonías económicas, el estrés de la competitividad o la ausencia de coberturas sociales. No hay ganancias para él. Estos ficticios éxitos, propios de un país a saldo, son la manera de borrar el atisbo de principios nuevos, que condujeran a otro modelo de sociedad. La masa no informada del saqueo de este país puede creer que la solución de todo está en esos datos lejanísimos de su horizonte vital de sucesos. Tiene fe en la mentira que identifica la prosperidad de los amos del dinero con la de los cada vez menos dueños de su trabajo.
La atracción que nuestro gobierno hace del mal ha devuelto los mercaderes al templo; es más, los ha instalado en nuestros corazones. Estamos espiritualmente rotos. Nuestros perfiles se han acusado. Y nos acusan. Si un pintor con alma nos retratase, veríamos en su lienzo a seres tan ajenos como grotescos. El retrato de Dorian Gray cobra vida hacia la perversión; el nuestro nacería de ella. Los monstruos de la resignación deforman sus vidas y las de sus hijos. El porvenir les aúlla y no lo oyen.
Mientras tanto, hablarán los expertos, que siempre se equivocan, sobre el próspero mundo al que nos dirigimos como reses al matadero. Esta euforia sin motivos se contagia con tan poco decoro, que a uno le dan ganas de hacer lo que Martin Heidegger le escribía a Ernst Jünger en junio de 1965: lo mejor es quedarse en la propia habitación de uno y ni siquiera mirar por la ventana.

Ricardo García Nieto

martes, 7 de enero de 2014

DETALLES TARDÍOS


La dicha está emparentada con el dolor. Pretender que todos los fragmentos de una vida encajen hasta formar el mosaico deseado puede ser un llamamiento a la fatalidad. Las biografías autorizadas son productos en los que el biografiado se cuida mucho de los desacordes. Por eso resultan cojas o mancas. O ambas cosas a la vez. En las relaciones de amistad, es mejor no conocer detalles. Preguntar por ellos es una forma voluntariosa de asegurar una muerte indigna a quien profesas aprecio. Al menos en ese hospital psiquiátrico al que llamamos imaginación. La vida revelada debiera ir quedándose muda en tanto se hace de rogar. Hay un punto de no retorno en el que los secretos no deben conocerse nunca. A veces, es preferible la decepción del ocultamiento a la tardía flor del conocimiento.
Una sola e inevitable brizna dice más del conjunto que una fotografía por satélite.
El ápice más triste de la aurora contiene en sí el mediodía.
Unos granos de sal, el sabor del océano. Quédate con ellos si no quieres que el presente se esfume para siempre.


Ricardo García Nieto

domingo, 5 de enero de 2014

POEMA DE ESPAÑA


No releeré el poema que ahora escribo;
treinta años corrigiendo me han bastado
para aprender de todos los borrones,
de los falsos profetas de la patria,
del dolor, que es un viejo amigo mío,
como también lo es tuyo. Lo sabemos:
hemos venido a remontar un cauce
de antiguas pesadillas, tan correctas
que parecen felices sueños. Mienten
muy dentro de nosotros, nos conducen
con sus ágiles pies a cualquier tumba,
cualquiera vale en un país de muertos
que no saben pararse. Estamos cerca
de todos los desagües, persistimos
como si persistir fuese la meta.
No voy a corregir lo que callamos.
Es necesario depredar los mitos
que nos han convertido en hombres huecos.


Ricardo García Nieto

sábado, 4 de enero de 2014

EL VISLUMBRE CREADOR


Alrededor de la isla singular de cada cual se van formando corales ignorados. Hermosas barreras que nos protegen de invasiones sombrías. Cuando buceamos, las admiramos con sorpresa. Surgieron en momentos de gracia que experimentamos con la misma premura con que los olvidamos. Nada ha de turbarnos para ser conscientes con plenitud de esos regalos de la Providencia. Algo difícil al ritmo de vida que se nos ha impuesto. ¿A qué me refiero? A veces, vislumbramos algo que RESUENA en nuestro interior. Carece de detalles. Y cuanto más aplicamos la mirada sobre él, más difuso se nos muestra. La segunda de sus características es la calidez, la calidez esperanzadora que imprime al corazón. Es exactamente lo antagónico a un dolor precordial. Es lo que llamaré VISLUMBRE CREADOR. Tenerlo presente, sin saber aún lo que es, nos guiará con confianza hacia una CONCRECIÓN que dará paz y sentido a nuestra existencia. Éste es su tercer rasgo: su función orientadora. Lo he denominado “creador” por su cuarta propiedad: CREA nuestra vida conforme lo percibimos. Responde a cada jugada del tiempo (no del destino) sin que nuestro territorio personal sea devastado por depresión alguna. No hablo del voluntarioso optimismo que todo lo pretende servir con su mejor aspecto. Ni hablo de la fijación de una meta, de un logro material, ni del ascenso por los escalafones del sistema implantado. No hablo tampoco de la ambición ni del deseo. El vislumbre creador nos sume en un estado de gracia, de máxima receptividad a lo que ha de venir de lo difuso. Traza nuestro rumbo y lo seguimos sin miedo. Dota de sentido. Cuando acontece lo que se va creando, el vislumbre se va concretando hasta dejar de serlo. Si te niegas a seguir ese rumbo –puedes hacerlo con el escueto margen de tu libre albedrío-, irás muriendo sin saber por qué fuiste arrojado a este mundo. Cuando el vislumbre creador deja de ser vislumbre (pues todos sus detalles están a la vista) y deja de ser creador (pues su obra ha concluido), te encuentras ante una nueva vida. La borrosa estrella te ha sacado de las tinieblas. Ahora eres tú, de nuevo, el hacedor de tus días.
Cuando al fin salgas del tiempo, habrás cumplido tu misión, habrás amado enteramente y te habrás respetado a ti mismo.


Ricardo García Nieto

viernes, 3 de enero de 2014

EL RESTO SON DETALLES


Soy la numeración de muchas vidas.
Repitiéndome existo, como un número
mal puesto en las variables del futuro,
del eterno retorno: esa mentira
que camina hacia atrás. Soy el que olvida
las palabras que dijo, los escudos
que levantó, las lanzas que detuvo,
la amargura, que siempre fue la misma.
Tú, que me ves tan pulcro, te equivocas:
estoy hecho de tiznes y lunares
que me presta mi sombra.
No esperes más de quien llegó tan tarde
al estreno sin fin de su persona.
El resto son detalles.


Ricardo García Nieto

miércoles, 1 de enero de 2014

TODO SE SOSTIENE MIENTRAS SE DERRUMBA


Todo se sostiene mientras se derrumba.
¿Qué hemos hecho mientras dormíamos? ¿Qué hemos hecho en nuestro sueño colectivo para llegar hasta aquí? ¿En qué nos hemos equivocado? ¿En elegir a unos podridos representantes? ¿Sólo en eso?
Me lo pregunto porque percibo en el aire una resurrección: emanaciones de aquí y de allá, sentimientos de renovación cuando no de cólera.
Nos consta que cuando los gobiernos corruptos cuadran sus cuentas, dejan tras de sí algo más que tragedias singulares: la aniquilación de la esperanza y el vacío mental de una sociedad, a la que se nutre con estiércol, bajos instintos y recelos de unos grupos sobre otros. Pero vemos más lejos. Si escuchas a alguien expresarse en lengua extraña, puede que te informes mejor sobre la disposición de su alma que entendiendo las palabras que dice. Este tipo de intuiciones se multiplica día a día cuando escuchamos a nuestros políticos. Se desnudan sin saberlo cada vez que hablan. Éste es el síntoma más claro del cambio al que estamos abocados como estado.
La hibernación nos ha regalado una segunda mirada.


Ricardo García Nieto

CUALQUIER MUERTO LO SABRÍA


Hay reglas de juego que no conocemos. Me refiero a este pasatiempo de estar sobre el mundo. ¿Integración o resistencia? ¿Fidelidad o huida?
Cualquier muerto es mejor que yo, sea cual haya sido su vida. La aventura de su metamorfosis, de su viaje al más allá, le hace más grande. A él, sea quien sea, le debo el intentar que mis quehaceres tengan sentido. No podemos derrochar lo que él perdió, el tiempo que le condujo a la eternidad.
Vivir en un país de estúpidos modelos no nos libra de la sagrada obligación de superarlos. El simple hecho de poner la mirada en lo alto ya supone una revolución personal. Es una idea que me ronda por la cabeza muchos años:
Cuanto más lejos estoy de aquello,
aquello está más cerca de mí.
Pero ¿qué será aquello?
Recibimos las luces y las sombras del ámbito místico, lo repentinamente perfilado sobre las tinieblas, pero no alcanzamos a ver la totalidad.
En el mundo espiritual se pueden producir saltos, iluminaciones, súbitas conversiones... En el mundo material, tangible y económico, todo es más gradual y progresivo, como la inflación, y han de deshacerse los caminos con el mismo esfuerzo con el que se hicieron. A periodos de expansión X siguen periodos de contracción Y.
En el ámbito del ser, del espíritu o del "sí mismo", las transiciones pueden ser desmedidas, casi, casi milagrosas:
Cuanto más lejos estoy de lo sublime,
lo sublime está más cerca de mí.
La cuestión se reduciría al siguiente planteamiento: ¿somos llevados hacia el sentido o es la significación la que viene a nuestro encuentro?
Michio Kaku, el eminente físico, ha utilizado un “semi-radio primitivo de taquiones” (que son partículas teóricas capaces de “despegar” la materia o el contacto de vacío con ella. El universo ya no influye. La materia a escala subatómica, en este experimento, se comporta de forma distinta a lo esperable en el caos absoluto. Sólo existen reglas impuestas por alguien o algo.
Seguimos una especie de programación.
El libre albedrío se mueve en un estrecho cauce.
Cualquier muerto lo sabría.


Ricardo García Nieto