Un insecto
echa a volar cuando más quieto parece. Nos damos cuenta de algo cuando más lo
ignorábamos. Antes de morir, el enfermo parece recobrarse… De la sombra a la
luz siempre hay una finísima frontera. Medito, dejo mi mente en blanco. Sé que
sólo entonces surgirá la idea provechosa.
Nuestra
sociedad tecnológica nos estimula con un sinnúmero de fruslerías que impiden
aquietarnos. Olvidamos que lo primordial nos eleva por encima de lo nuevo, que
el regreso al origen es una forma de porvenir.
Miro hacia
el horizonte y recuerdo la inscripción de una lápida: “aquí la vida es plena;
los muertos sois vosotros”. No sabemos qué habrá al otro lado de nuestra
realidad, aunque lo intuyamos. Dejamos en herencia las experiencias que
compartimos. Las que guardamos se hunden con la muerte. Quizá por eso escribo.
Ricardo
García Nieto