Las
lentas olas de mi infancia aún llegan a mis rodillas. Y al mismo tiempo cae
sobre mí la tormenta de mañana. Vuelvo al origen con el recuerdo de mis pequeños
pies en el agua y con la intuición del océano que habrá de sepultarme un día.
Mientras
regreso a mi último hogar, suena una música en mi interior: es el Bolero de
Ravel, donde se describen todos los mapas que conducen al éxtasis o la muerte.
Todas las olas se van sumando hasta romper en la eternidad.
Ricardo
García Nieto.