Vamos y venimos. Pisamos la sombra de quienes
están a nuestro alrededor. Y, a su vez, la nuestra es tapada por
otros. Nos reflejamos en multitud de espejos y charcos. A veces, el personaje
que nos creemos interpretar se mira en ellos, convencido de su poder o su
cansancio. Pero ni siquiera él sabe cómo estamos en realidad. Actúa tal y como
se espera de nosotros en esta sociedad de apariencias y mercancías.
Habrá de llegar el día en el que nos paremos en
seco y nos vaciemos de tanta mentira.
Habrá de llegar el día en el que ignoremos tanta
urgencia inútil y hablemos con el pasajero que llevamos adentro.
No basta con creer que somos felices y quejarnos
continuamente de serlo.
Ricardo García Nieto.