Hay tres
pulsiones básicas: el apego, la cólera y el miedo. Dan vida a tres personajes
que inconscientemente interpretamos: el salvador, el verdugo y la víctima. El
salvador se muestra con apego; el verdugo se muestra con rabia; la víctima, con
miedos irracionales. Podemos ir deprisa de un personaje a otro o hacer que
alguno de ellos prevalezca. Pero hemos de saber que quieren poseernos porque no
somos ninguno de ellos, que nos habitan como si fuesen huéspedes, bacterias,
pesadillas… Como una ideología o su contraria. Podemos observarlos en cuantos
nos rodean. Y cuanto más nos molesten en el otro será porque son más nuestros.
Dejaremos de sufrir cuando abandonemos esa humana trinidad en el escenario, y
cese el viento que arrastra obstinaciones por nuestra mente. Sólo entonces
descubriremos la libertad y el amor. La libre voluntad de ser uno con el otro.
Ricardo García Nieto.