Hay un
pasajero en cada nube. Hay un navegante en cada pájaro. Hay un capitán y una
tripulación amotinada en cada decisión que tomamos. Los demonios de nuestro
interior se rebelan contra el sentido que le damos a las cosas. El capitán, encerrado
en su camarote, da testimonio de las incidencias en su libro de navegación.
Abre una ventana y ve pasar las nubes y las gaviotas. Y las olas que se desperezan
y vuelven a dormir. Debajo de ellas hay alguien que sólo hace el ademán de
levantarse. Saltan unos delfines, giran en el aire y vuelven a sumergirse. Todo
está lleno de nosotros. Hasta la mosca que se ha posado en nuestro pan frota
sus patas con nuestro olvido.
Ricardo
García Nieto.