Y
al final, el insalvable escollo. Allí te quedas carcomiendo tus
anhelos. Allí renuncias. Allí te inhumas. Allí aprendes tu negación. Lo
prodigioso es reconocer que te equivocaste al elegir tu historia. Lo
titánico es soltarla y aprender a romperte, a ser tu propio maldito. Tu
valor será tu maldición. Pero el infierno habrá dejado de seguirte. Te
turbe el mundo o te serene. Te atraviese la luz o te enturbie la sombra.
Te apartes de tu senda o termines con ella en el abismo. El infierno
habrá dejado de seguirte. Quien sobrevivió lo sabe.
Más
allá de las palabras, hay un precipicio por el que se vuelca la
realidad. Los párpados caen. La materia enmudece. Tu labor termina.
Quedan los ecos como granos de polen en el viento. Quedan los trazos que
no se borraron de la pizarra. Los cometas varados en tu memoria.
Fue una gran aventura. La elegancia de tu resistencia.
Ricardo García Nieto