viernes, 16 de diciembre de 2011

NADA TE TURBE


Hay un juego que puede durar toda la vida. Un juego al que nos han abocado desde niños y cuyo fin es que persigamos algo continuamente.
Se trata de una meticulosa obra de ingeniería social que ha llegado al virtuosismo con las agencias de publicidad: buscarnos defectos para ofrecernos después unas supuestas soluciones. Se trata de crear necesidades y urgencias a partir del miedo y las carencias de amor. Se trata de contagiar una depresión para que el individuo se retribuya psicológicamente con cualquier cosa a la que se vuelva adicto: a las compras, a la embriaguez, a las apuestas, al culto al cuerpo… Se trata de turbar hasta confundir el sosiego con la gratificación.
El objetivo es que huyamos de nosotros mismos, que nos engañemos con lo que se nos impone.
Los pájaros no cantan para gratificarse. Cantan porque son pájaros. En cada uno de sus trinos hay más respeto por sí mismos que en el conjunto de todas nuestras huidas.
¿En qué nos están convirtiendo?

Cuando me muera, me encontraré con un niño de siete años.
-¿Quién eres? -le preguntaré.
-Soy tú -me responderá-, soy tú cuando aún no habías perdido lo único importante.

No hay nada que perseguir porque son las olas de nuestro corazón las que nos persiguen. Ya es hora de que nos paremos y dejemos que nos alcancen.


Ricardo García Nieto