viernes, 23 de febrero de 2018

JUICIO FINAL

Si las estrellas son neuronas y el universo es el sueño de algún dios, ¿qué pesadilla es ésta que nos ha tocado vivir?
Por otro lado, si nuestras neuronas son estrellas y dentro de nosotros cabe otro universo, alguien podría estar haciéndose esta misma pregunta en un recóndito callejón de nuestra mente.
En una ocasión, hace ya mucho tiempo, bajé al infierno y lo encontré desierto.  Aquel inmenso y frío páramo no era más que un estado de conciencia. Nadie me juzgaba desde lo alto: yo hacía de juez en mi propio Juicio Final.
A veces el corazón pesa demasiado, otras es liviano como una pluma. Aciertos y errores se van turnando en él como pájaros en un árbol.
Tengo la convicción de que no hay mayor castigo que el que nos imponemos a nosotros mismos. Más allá de nuestro sueño, no hay condena posible.
Al despertar, todos cabremos en el Paraíso.



Ricardo García Nieto