viernes, 10 de octubre de 2014

ÉBOLA, PERO EN SUS ALMAS



Quienes culpan a Teresa Romero de que el Ébola entrara en su cuerpo también tienen el Ébola, pero en sus almas.
Arriesgó su vida por otras vidas. Pertenece a ese grupo de seres humanos que son imprescindibles. Y ahora, contagiada, aislada y sin poder defenderse, la criminalizan.
El último parapeto de los miserables morales es el enfermo cuando no el cadáver.

Ricardo García Nieto