viernes, 26 de diciembre de 2014

EL ECLIPSE VENCIDO

Las figuras crecen con la distancia. Cuando se acercan, se hacen más pequeñas.
De lejos, se las idealiza. Proyectamos sobre ellas nuestras propias almas: lo mejor que tenemos.
Muertos y exiliados nos sirven como pantallas sobre las que arrojar nuestra película. Seres lejanos a los que sólo se puede llegar por ficción.
Es lo que nos pasa cuando nos hemos alejado de quienes fuimos.
Reconstruirnos es lo mismo que rescatarnos.
Sobre todo de esas fuerzas que jamás controlaremos.
¿Sabía la reina de Saba que era un instrumento? ¿Lo supo el héroe que venció al dragón?  ¿Hasta qué punto fue consciente de su destino el príncipe, el mago o el mendigo? ¿Enteramente conoció las consecuencias de sus actos quien fuera crucificado por voluntad de su padre?
Perdimos la sabiduría precisamente para encontrarla. El conocimiento nos ha llevado a la ignorancia de los sapos. Hemos de volver al origen, a la inocencia de las golondrinas.
Como sociedad y como individuos, hemos abierto ventanas que debemos cerrar. Ese es el deseo. El anhelo primordial que debiera acompañarnos en el nuevo año.
La larga noche ha de quedarse reducida a la sombra que se agarra a nuestros tobillos. No la perdamos de vista. Es nuestro vencido eclipse.

Ricardo García Nieto