jueves, 21 de agosto de 2014

DONDE NO HAY NADIE

Hay muchos meses de retraso entre la libertad otorgada (lo que creemos elegir) y la planificación psicológica (lo que se nos ha condicionado a hacer). Para eso están los estrategas de los gobiernos (dos partidos que se alternan) y los medios de comunicación de masas. Todos en una obra de ingeniería social.

Antonio Blay decía: “Incluso cuando estamos pensando del modo más racional no nos damos cuenta de que las ideas que estamos manejando no son nuestras, sino que la mayoría de las veces nos estamos apoyando en ideas de otros.” Para Blay, lo que hacemos es mezclar ideas ajenas con propias, poniendo al final la patente de propiedad.

En este sentido, cualquier tertulia televisiva, cualquier soflama de un periodista a sueldo o mitin político es un bufé libre de ideas puestas a disposición de nuestro inconsciente. ¿Estás dispuesto a creerte que estaban en tu naturaleza?
Sólo una labor introspectiva en nuestro psiquismo puede dar con lo verdaderamente nuestro. El otro, el inquilino olvidado de nuestro interior, sabe más que nosotros. Y aguarda el encuentro desde siempre.

José Lezama Lima le replicó al padre Ángel Gaztelu:
—De acuerdo, de acuerdo. Hay infierno. Pero he aquí lo que sucede: ¡está deshabitado! No hay nadie en el infierno y quizá nunca ha habido nadie.

Sin pretenderlo, Lezama dio con la más terrible definición de infierno: un lugar donde no hay nadie… Ni siquiera el viajero de tu interior.



Ricardo García Nieto