miércoles, 1 de enero de 2014

CUALQUIER MUERTO LO SABRÍA


Hay reglas de juego que no conocemos. Me refiero a este pasatiempo de estar sobre el mundo. ¿Integración o resistencia? ¿Fidelidad o huida?
Cualquier muerto es mejor que yo, sea cual haya sido su vida. La aventura de su metamorfosis, de su viaje al más allá, le hace más grande. A él, sea quien sea, le debo el intentar que mis quehaceres tengan sentido. No podemos derrochar lo que él perdió, el tiempo que le condujo a la eternidad.
Vivir en un país de estúpidos modelos no nos libra de la sagrada obligación de superarlos. El simple hecho de poner la mirada en lo alto ya supone una revolución personal. Es una idea que me ronda por la cabeza muchos años:
Cuanto más lejos estoy de aquello,
aquello está más cerca de mí.
Pero ¿qué será aquello?
Recibimos las luces y las sombras del ámbito místico, lo repentinamente perfilado sobre las tinieblas, pero no alcanzamos a ver la totalidad.
En el mundo espiritual se pueden producir saltos, iluminaciones, súbitas conversiones... En el mundo material, tangible y económico, todo es más gradual y progresivo, como la inflación, y han de deshacerse los caminos con el mismo esfuerzo con el que se hicieron. A periodos de expansión X siguen periodos de contracción Y.
En el ámbito del ser, del espíritu o del "sí mismo", las transiciones pueden ser desmedidas, casi, casi milagrosas:
Cuanto más lejos estoy de lo sublime,
lo sublime está más cerca de mí.
La cuestión se reduciría al siguiente planteamiento: ¿somos llevados hacia el sentido o es la significación la que viene a nuestro encuentro?
Michio Kaku, el eminente físico, ha utilizado un “semi-radio primitivo de taquiones” (que son partículas teóricas capaces de “despegar” la materia o el contacto de vacío con ella. El universo ya no influye. La materia a escala subatómica, en este experimento, se comporta de forma distinta a lo esperable en el caos absoluto. Sólo existen reglas impuestas por alguien o algo.
Seguimos una especie de programación.
El libre albedrío se mueve en un estrecho cauce.
Cualquier muerto lo sabría.


Ricardo García Nieto