miércoles, 4 de diciembre de 2013

LA ESTRATEGIA DE LA RANA


Si echamos una rana sobre una cacerola de agua hirviendo, saltará y salvará su vida. Pero si la metemos en agua fría y vamos subiendo la temperatura de la olla a fuego lento, la rana, sin enterarse, morirá cocida.
Ésta estrategia, recogida en el libro de Peter Sengue, “La quinta disciplina”, es la más en boga entre los políticos de los países en crisis. Ir cociendo poco a poco al pueblo para que no proteste. Y los resultados, como podemos comprobar en España, son más que óptimos.
Hay quienes no caen en la cuenta de su propia cocción; los hay que la ven natural; y hay quienes se rebelan y buscan la forma de salir de la cazuela. Al final, todo se reduce a un proceso de toma de conciencia mientras te cuecen. Las voces que se alzan contra el hervor son criminalizadas: perro-flautas, antisistema, radicales, locos de atar… Las que callan son etiquetadas de minoría silenciosa, dispuestas a ser cocidas a la vez que se les agradece el esfuerzo de su idiocia.
Ésta es la causa de todos nuestros males.
Ésta es la razón por la que la gente corriente se adapta a ser saqueada.
Los medios de comunicación ponen el agua. La banca pone el fuego. Y los políticos se encargan de ir avivándolo poco a poco, después de meternos en la cacerola.
Salir del agua, del medio acuático de las obedientes televisiones, es una manera individual de tomar conciencia.
Salir de la cazuela hirviente es una manera individual de ser libre.
Cortar la mano que aviva el fuego es la única manera colectiva de salvarse.


Ricardo García Nieto