lunes, 9 de diciembre de 2013

TAFÓNOMOS Y ZOMBIES

Los españoles nos estamos haciendo expertos en Tafonomía. Conocemos muy bien los procesos que van de la corrupción y descomposición de los cuerpos a la fosilización. Lo nuestro son los cuerpos corruptos y los fósiles. Quizá porque no tenemos que escarbar muy hondo en ningún yacimiento. Estamos hartos de que los fósiles nos hablen con su lúgubre autoridad y de que los cuerpos corruptos se meneen por aquí y por allá con su sonrisa de autosatisfacción. Esto nos sucede a diario. Diríase que España es un gran cementerio en el que cuarenta y tantos millones miran a la élite corrupta y fosilizada en sus quehaceres políticos y financieros.
Como buenos tafónomos, los españoles observamos y nos hacemos muchas preguntas. Y hasta proponemos hipótesis sobre cómo la muerte está tan llena de vida, no sólo por los alegres gusanillos que disfrutan de la carne corrupta, sino por la carne corrupta en sí, tan vivaracha y ágil en las televisiones: ministros, diputados, presidentes de grandes compañías… Aprendemos de ellos el lado más estúpido: parecemos zombies.
Lo más enternecedor es el protagonismo de los fósiles parlantes. Lógicamente, se les ve con la rigidez mental de un trilobites, pero con una locuacidad que para sí querrían los papagayos. Repiten sin cesar el estribillo de que nada ha de cambiar. España está bien como está.
El cementerio español está lleno de vida. Para nuestros fósiles y cuerpos corruptos, allí domiciliados, los muertos somos nosotros: los tafónomos que se dedican a comprenderlos mientras trabajan como zombies baratos y sin derechos.
Voy a dejar este artículo porque ya hiede.


Ricardo García Nieto